El tabú de la penetración y ESTIMULACIÓN ANAL en hombres HETEROSEXUALES
Cada vez más las prácticas sexuales que hasta hace nada se consideraban «tabúes» se normalizan y se comentan en cenas familiares, series, libros… Por ejemplo, ¿te acuerdas de Bonding? En esa serie de Netflix vimos cómo un hombre hetero cumplía la fantasía sexual de que le metieran un dedo por el culo con su compañero de piso (homosexual). PERO, a pesar de los avances sociales, no cabe duda de que tenemos conversaciones sexuales pendientes, y la estimulación anal en hombres heteros es una de estas.
La sexóloga Elena Requena nos cuenta qué pasa en el cuerpo de los hombres cuando realizan este tipo de estimulación:
«Aumenta la plasticidad neuronal de la zona: digamos que el cerebro es más sensible a la experimentación de placer asociado a esa zona en concreto. A nivel fisiológico, el mecanismo del orgasmo es diferente porque no se produce la fase de estimulación y contracción de las glándulas seminales. Y puede que exista erección o no».
Secret consejitos
- Para la estimulación con penetración, usar lubricante es completamente necesario ya que, a diferencia de la vagina, el ano no posee glándulas de lubricación propias.
- Más allá del fingering (estimulación con dedos) y el rimjob o anilingus (estimulación oral), también existe el pegging. Esta práctica consiste en ser penetrado por una chica que utiliza un arnés con dildo (del inglés ). Vamos, un intercambio de roles en toda regla.
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- El tamaño no es importante y pueden conseguirse resultados similares tanto con la estimulación manual como con un juguete o con los genitales.
- El uso de juguetes sexuales puede ser una muy buena opción para iniciarse en la estimulación anal. Además, ahora hay una variedad enorme: con vibración, sin ella, de diferentes tamaños, etc.
- Para esas chicas que se sientan atraídas por esta práctica, es importante que escuchen a su pareja, ser amables y no presionar a nadie para realizar algo si no quiere.
Leamos las experiencias de los chicos con la estimulación anal
Chicos como Álvaro, periodista de 33 años o Julio, estudiante universitario de 20 años, han probado esta estimulación en relaciones heterosexuales y ambos coinciden en que el hecho de que te guste esa práctica «no implica nada respecto a tu orientación sexual (no te convierte en homosexual, vamos) ni te hace ‘menos hombre’ ni nada por el estilo».
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«Necesito feminismo porque estoy cansado de sentirme «poco hombre» por disfrutar del arnés de mi novia».
A pesar de esa realidad, hay chicos como Roberto (publicista de 32 años) que, por una parte, creen que quizá «no lo intentan porque haya algún rechazo inconsciente, como un tabú«. Por otro lado, como comenta Elena:
«Hay personas con pene que prefieren este tipo de estimulación para llegar al orgasmo de forma casi exclusiva, pero depende de las preferencias de cada persona».
Por ejemplo, otro chico con el que hemos hablado es Juan Carlos, estudiante universitario de 23 años, que ha probado el fingering. No le gustó la sensación y defiende que, en su caso, no se debe a ninguna concepción social.
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¿La estimulación anal ha sido siempre tabú para los hombres heterosexuales?
Además del miedo a que la masculinidad peligre que nos han confesado muchos chicos, Elena añade esta como posible causa del tabú de la estimulación anal:
«A lo largo de la historia y sobre todo dentro de la moral religiosa imperante, en nuestro caso la judeocristiana, pero también otras como la islámica, han sido mal vistas, incluso penadas, las prácticas anales. […] Cualquier práctica no encaminada a la procreación está mal vista por la religión».
Aunque, si nos remontamos a las antiguas Grecia y Roma, allí no existía ningún prejuicio social alrededor de la estimulación anal en hombres, heteros o no. Eso sí, como el machirulado es el invento más antiguo del mundo, claramente existía una regla de oro que lo respaldaba: el chico debía ser siempre el sujeto activo, nunca el «pasivo» (eso era cosa de mujeres y esclavos).