Definiendo en pocas palabras Juego de Tronos, cuando descubres su universo, hay una premisa muy simple y sencilla: «no pasa nada». Verás muchos paseos, caminatas y secuencias en los que tendrás esta sensación; pero todo ocurre por y para una única misión: la tensión final. Lograr que, cuando por fin lleguen los momentos de enfrentamiento de los personajes y las batallas post-apocalípticas, puedas disfrutarlos sin una sola gota de aire.

Por eso resumiría así este episodio: “UNA caballero para los 7 reinos». Un capítulo que es una mirada nostálgica a los personajes que tanto hemos querido durante estas temporadas. Una oportunidad para ver de cerca a todos aquellos que tanto hemos nos han hecho llorar, reír, amar… e incluso odiar.

Si bien el capítulo empieza con la tensión que crea la llegada de Jaime /TioBueno/ Lannister, poco después se disipa tras traernos el mayor #TBT que nuestro querido Bran (AKA. La Rencores) nos podía regalar: una mirada a Jaime mientras es juzgado por las mujeres más poderosas de Winterfell acompañada de la frase más mítica de ese capítulo donde Bran pierde la posibilidad de volver a caminar: «las cosas que hago por amor«.

Además, la confianza de Daenerys en Tyrion se ve afectada por la llegada del matarreyes al final el capítulo… Todo ello son oportunidades de ver el gran reparto que nos queda para este final.

Antes de la tormenta…

Y así es esta agridulce despedida y tierna visión antes de la tormenta: Perro y Arya, Davos, Jorah, Sansa, Jaime, Gendry, Tormund, Brienne y demás nos regalan en pantalla un emotivo paseo por lo que fue la serie. Miradas, charlas ligeras, fogatas, vino, sexo (aunque muy descafeinado para ser GOT) canciones y lo pesado que es Jon Snow…

Todo se resume en esta hora de episodio donde por fin vemos cómo se cierran poco a poco todas las historias.

Algunas historias cierran con promesas que nunca se cumplirán (pobre Missandei y gusano gris ) y otras con la materialización de sus sueños (y los nuestros) cumplidos: El nombramiento de Brienne por la espada de Jaime como caballero, mostrándonos una buena dosis de feminismo.

Pero esto no acaba ahí, ni mucho menos…

En este capítulo también pasan muchas otras cosas: la dulce y a la vez incómoda escena de sexo (muy light para ser Juego de Tronos) de Arya y Gendry; el enfrentamiento magistral de miradas y argumentos de Sansa y Daenerys; el reencuentro envuelto en lágrimas de la primera con Theon; la entrega de la espada de los Tarly de manos de Sam a Jorah… Y, por supuesto, la revelación de Jon (qué pesado es este chico) a Daenerys de que él es legítimo heredero al trono.

Todo culmina con la llegada a Winterfell, el lugar donde todo empezó, de los caminantes blancos. Y aquí se presenta un plan donde Bran es el cebo y donde la muerte (más siendo la serie que es) de muchos de los que hemos nombrado antes es más que inminente.

ALERTA SPOILER

Game of Thrones | Season 8 Episode 3 | Preview (HBO)

Dragones, ejércitos y vidragon junto a un puñado de los personajes más icónicos de la serie y a Daenerys declarando que “la muerte ya está aquí “ resumen lo que nos espera en la primera batalla contra la noche sin final.

Y es que, aunque no sabemos cómo acabará y cuántas bajas habrá en el próximo capítulo, hay cosas que nos han quedado claras por las visiones de Daenerys en la segunda temporada: El Desembarco del Rey cubierto por la nieve y la espada de Jon en el trono de hierro.

Ambas profecías parecen tomar forma y nos demuestran que, independientemente de cómo vaya la batalla o de cuántas compañías doradas haya comprado Cersei, el invierno, ha llegado… para todos.